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jueves, 21 de noviembre de 2013

La princesa y el guisante

Había una vez un príncipe que quería casarse con una princesa, pero con una auténtica princesa de sangre real.

El príncipe recorrió el mundo buscando una pero no lo consiguió, porque a pesar de que había muchas princesas casaderas, no halló a ninguna que le pareciera auténtica. Desolado, regresó a su reino.

Una noche de tormenta el príncipe y su familia oyeron de pronto que alguien llamaba.

–¡Toc, toc, toc!

Temerosos ante el extraño que podía estar a la intemperie en una noche de tanta lluvia, abrieron la puerta del castillo. Frente a ellos, vieron una muchacha muerta de frío y empapada de la cabeza a los pies.

–Soy una princesa – contestó con voz dulce y quejumbrosa. Me he perdido en la oscuridad y no tengo a donde ir esta noche.

La joven que decía ser princesa fue bien recibida en palacio donde le proporcionaron ropas secas y una suculenta cena.

Pero la reina no se fiaba de que fuera una auténtica princesa y se dijo:

– Sólo hay una forma de averiguarlo. Colocaré un guisante debajo del colchón de la cama donde va a dormir esta noche. Si no se da cuenta, es que no es una sensible y delicada princesa de verdad.

A la mañana siguiente, la familia real preguntó a la joven:

– ¿Qué tal has dormido?

– Pues para serles sincera, he dormido muy mal – contestó – Algo terriblemente duro y molesto no me dejó dormir y he amanecido con el cuerpo dolorido.

Alborozada, la reina exclamó:

– ¡Ciertamente, eres una princesa auténtica!… Sólo una princesa de verdad podría tener la delicadeza suficiente como para sentir un minúsculo guisante debajo del colchón.

Y así fue cómo el príncipe encontró una maravillosa princesa con la que casarse y ser feliz.

Tomado de: cuentosparachicos.com

1 comentario:

  1. Hola veo que tu blog es muy interesante, te invito a darte una vuelta por el mio si os gusto darme un +1 abrazos http://www.ticeducacionec.com/

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